jueves, 19 de noviembre de 2015

21 de abril, 1913. Valencia, España.

Este día ha sido pésimo, por no decir paupérrimo. Al amanecer, mientras miraba al alba, noté un ligero cosquilleo en el pie, como si Dios o el mismo aire me lo acariciase suavemente. Cuando me dispuse a mirar mi pie izquierdo, descubrí una miserable y asquerosa cucaracha tratando de trepar por mi pierna. Me entró tal angustia...madre mía. Pero eso no es lo peor. A mediodía, fuimos al barrio del Carmen a encontrarnos como todos los días con nuestras amigas de toda la vida. Cuando llegamos y las vimos, ellas ni siquiera nos dirigieron la palabra, y ya no la palabra, tampoco nos miraron a la cara. Llevaban ya unos cuantos días igual, y Rosa y yo ya nos estábamos hartando. Porque además una de ellas iba más con nosotras el año pasado y teníamos plena confianza en ella. Y ahora, nos abandona y se va con las otras cuando encima según ella les caía mal anteriormente. ¿Por qué la gente miente tan fácilmente? ¿Por qué te prometen cosas y luego no son capaces de cumplirlas? Nos prometimos siempre estar juntas, y ahora nos apartan de su lado, como cuando se te pega el polvo en tus ropas.

Candice

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