21 de abril, 1913. Valencia, España.
Este día ha sido pésimo, por no decir paupérrimo. Al amanecer, mientras miraba al alba, noté un ligero cosquilleo en el pie, como si Dios o el mismo aire me lo acariciase suavemente. Cuando me dispuse a mirar mi pie izquierdo, descubrí una miserable y asquerosa cucaracha tratando de trepar por mi pierna. Me entró tal angustia...madre mía. Pero eso no es lo peor. A mediodía, fuimos al barrio del Carmen a encontrarnos como todos los días con nuestras amigas de toda la vida. Cuando llegamos y las vimos, ellas ni siquiera nos dirigieron la palabra, y ya no la palabra, tampoco nos miraron a la cara. Llevaban ya unos cuantos días igual, y Rosa y yo ya nos estábamos hartando. Porque además una de ellas iba más con nosotras el año pasado y teníamos plena confianza en ella. Y ahora, nos abandona y se va con las otras cuando encima según ella les caía mal anteriormente. ¿Por qué la gente miente tan fácilmente? ¿Por qué te prometen cosas y luego no son capaces de cumplirlas? Nos prometimos siempre estar juntas, y ahora nos apartan de su lado, como cuando se te pega el polvo en tus ropas.
Candice
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